29 de mayo de 2010

Espejismos

      Ya no soy capaz de arreglar el mundo en el bar con un amigo. De hecho, ni siquiera me queda el idealismo infantil del que siempre presumí. No sé cuándo perdí la ilusión, pero en algún momento entre Gürteles, memorias históricas, reducción de salarios, aumentos del IVA, pederastias católicas, monarquías herederas, reformas financieras, ¿pactos? educativos, ¿reformas? laborales y parlamentos vacíos, muchas de las cosas en las que siempre creí, se desvanecieron.
       Anoche pasé un par de horas comentando las noticias más actuales con una amiga. Las comentamos, sí; y también las criticamos, pero no encontramos un camino que llevara a algo parecido a una alternativa satisfactoria. Negro panorama el actual en el que no parece haber solución o camino hacia “un mundo mejor”. Lo que más me preocupa no es el hecho de haber perdido mucha de mi ilusión (sé que volverá en algún momento, o eso espero), sino el tener la sensación de que estamos retrocediendo, y no avanzando.
      Uno de mis lemas favoritos es aquello de “la única lucha que se pierde es la que se abandona”. Pero ahora mismo hay tanto por lo que luchar, tanto que arreglar, tanto que mantener, que no sé ni por dónde se podría empezar a luchar por no abandonar. Y, lo que es peor, desconozco a qué nos estamos enfrentando realmente, ¿son gigantes reales o nos estamos estrellando contra molinos de viento a los que no podremos derrotar? 

1 comentario:

Charo dijo...

no sé si son gigantes o molinos, pero el mundo siempre, siempre se podrá arreglar en un bar con un amigo!!!!
Eso no nos lo pueden quitar por muchos recortes, subidas de ivas, IRPF´s y demás que se hagan.
La ilusión es nuestra y esa no nos la pueden arrebatar. Me niego...
Adelante, compañera.