29 de abril de 2007

memoria histórica.


"we have the duty to fight for our past."
Juan E. Tazón, 26 de Abril de 2007.


Siempre cuenta mi padre que cada 14 de Abril su padre les recordaba el día en que se proclamó la II República. Dice mi padre que mi abuelo siempre les cantaba con un orgullo patrio aquello de: "No se ha marchao, que le hemos echao" y les contaba cómo la gente iba por Madrid con sus banderas tricolores, sonrientes, celebrando la salida de Alfonso XIII como si de repente el país hubiera puesto fin a todos sus males.

Cinco años más tarde, llegó el golpe. Por circunstancias de la vida, y porque como dicen en mi familia "en Zamora no hubo guerra", a mi abuelo le "tocó" ejercer de médico militar en el frente nacional. Cuando me contaban esta historia de pequeña no alcanzaba a comprender cómo un hombre podía traicionar sus "creencias y principios" y estar del lado de lo que más detestaba. Con el paso de los años, y con la pérdida del idealismo, creo que empiezo a entender por qué lo hizo.

Nunca nadie se atrevió a preguntarle por las cosas que pasaron cuando estuvo en Melilla, ni en los años siguientes; ninguno de sus hijos le preguntó si empuñó un arma o cómo se sintió cuando lo hizo.

En mi familia materna sucede algo parecido: Mis abuelos eran dos niños que hicieron una especie de pacto de silencio en el que se prometieron a sí mismos no hablar sobre nada de lo que ocurrió en aquellos años. Sólo en contadas ocasiones se les escapa, durante unos segundos, algún recuerdo... Pero pronto vuelven al silencio.

Si miramos a otros abuelos vemos que son pocos los que hablan pero muchos los que recuerdan, si miramos a otros nietos vemos que somos pocos los que preguntamos, pero muchos los que queremos saber...


El otro día, a propósito de una discusión sobre la objetividad de la Historia, recordé las historias no contadas de los abuelos. Volví a pensar en lo que nos estamos perdiendo al no atrevernos a hacerles recordar y de lo que ellos nos están privando al no querer, en muchos casos, hablar.

Para contar los "hechos" tenemos los libros, pero necesitamos historias personales que se encarguen de complementarlos. Necesitamos -o al menos yo necesito- voces que llenas de recuerdos parciales y subjetivos, nos cuenten Su Historia, porque esa historia a lo mejor nos ayuda a comprender mejor qué somos, de dónde venimos y a dónde vamos. O puede que no, quién sabe.

6 comentarios:

pequeñorocknroll dijo...

Hoy te quedó TREMENDOUS, sí señora. Casi se me ponen los pelos de punta.

El problema está en todos aquellos que no quieren escuchar, y abrir sus mentes a otras posibilidades. No, ellos creen que están en posesión de la Verdad. Con mayúsculas.

Un besín :)

pequeñorocknroll dijo...

jajajjaja cuando quieras :)

Jorge dijo...

Yo no quiero testimonios, de lo que pasó en España ya me hago una idea, por mucho que me cuenten unos u otros.

Lo que quiero es que este país de mierda entienda de una vez que una sociedad que sufre una guerra civil es una sociedad atrasada y enferma, y que no hay nada que admirar en esa gente. Nuestros abuelos lucharon por lo que creían, mataron por ello. Eso es terrible, no encomiable. Si callan es porque tienen vergüenza.

Pronto habrán pasado tantos años que la historia no dirá nada, y nadie tendrá ya heridas que cerrar. A mí dejadme mirar hacia delante, que hacia atrás siempre hay gente dispuesta a mirar.

Besote

Tiny dancer dijo...

My beloved Soldier of fortune:

Hay heridas que si no se curan, no cicatrizan nunca.

Para mí la forma de curar esas heridas es dejarlas salir para que se aireen, no solucionas nada si las tapas porque entonces se llenan de odio y rencor, se infectan y te acaban pudriendo por dentro.

Una guerra civil es la peor forma de violencia y, por supuesto no tiene nada de heroico. Pero ni ésta, ni ninguna... Pero eso ya lo decían nuestros queridos War Poets, así que no voy a intentar decir nada nuevo al respecto.

Como puedes ver no todos lucharon por lo que creían. Algunos mataron por algo en lo que ni siquiera creían, que para mí es aún más terrible.

Sin embargo, reivindico mi derecho a saber (siendo consciente de que ellos tiene derecho a guardar silencio). Necesitamos esos testimonios pues, desde mi humilde punto de vista, son el reflejo de lo que somos. Si no investigamos en nuestro pasado, no comprenderemos nuestro presente ni mucho menos, podremos abordar el futuro.

No quiero héroes, quiero historias que me ayuden a saber qué pasó, cómo pasó y por qué pasó. Desde 1936 hasta 1945 el mundo se volvió loco, quiero la perspectiva de los testigos de esos años, quiero entender (si es que hay forma de entenderlo) por qué se volvió loco...

Necesito esas voces igual que necesito que mis padres me cuenten, una y otra vez, dónde estaban el día que se murió Franco, el 23-F o cuando mataron a Carrero. Las necesito igual que mis hijos (si es que los tengo y si es que quieren saberlo) querrán saber qué hacía yo el 11-S. a las 3 de la tarde o el 11-M. a las 8 de la mañana

Necesito esos testimonios no para alabar todos sus actos, sino para comprender, recordar y no caer en los mismos errores.

Ya lo dicen algunos: "El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla." Estas voces y sus recuerdos, para mí son parte de esa historia que no hay que olvidar.

Pero una vez más, mi querido amigo, todo es cuestión de perspectiva.

Unknown dijo...

Tengo la suerte (o la desgracia, según la perspectiva) de tener dos abuelos que eran demasiado jóvenes para luchar en la Guerra. Y además no la tuvieron q sufrir ya q vivían en zonas más calmadas.
Mi abuela lo mismo, salvo la q vivía en Gijón. Creo q ella sí q vió algo. Lástima q ya no le pueda preguntar.

El caso es ése. Yo siempre he tenido la inquietud de saber q paso esos dias, como los vivieron, como sobrevivieron, pero nunca les pregunto. Siempre hay cosas más importantes q desenterrar ese pasado. Esa herida no se abrio en el 36. Llevamos siglos con ella y nos estallo hace 2 (o 3) generaciones.

Y tiene mucha razon Sara al decir que el mundo se vlvio loco en los 40. Pero creo q esa locura era necesaria. No quisiera imaginarme un mundo al reves...

Pero, tal como dices, es todo una cuestion del prisma con el q mires a este mundo.

Besinos

p.d: he de pasarme más de vez en cuando por aquí)

Detective Librero dijo...

Está muy feo eso de matar, pero un alzamiento militar no se puede detener dialécticamente. La violencia es un recurso válido, aunque sea el último.

Si, cual relato dickensiano, un fantasma nos pudiese mostrar un mundo alternativo construido sin guerras ni violencia, nos volveríamos pitando al hogar, dulce hogar.