4 de abril de 2007

escribir

"Cuando una mañana te levantas y sientes, otra vez, la necesidad de coger el bolígrafo y hacer que vuele al ritmo de tus pensamientos, es que algo no va bien."


No sé cuándo fue la primera vez que decidí sentarme delante de un papel y llenarlo de palabras sin sentido, no soy consciente de por qué lo hice y tampoco recuerdo qué fue lo que escribí.

Sí sé cuando empecé a hacerlo frecuentemente, a los trece años, que fue cuando me dediqué a llenar un cuaderno de hojas amarillas que me habían regalado. Durante muchos años, lo que se conoce como la adolescencia, escribí lo que se conoce como "poesía adolescente" del tipo "el sol es amarillo, la soledad es triste". Entonces creía que algún día podría llegar a escribir algo bueno.

Poco a poco fui abandonando aquel cuaderno, pues la "poesía" no salía de mi cerebro (probablemente al darme cuenta que aquello ni era poesía ni nada parecido) y empecé a escribir "prosa"... Simplemente me dedicaba a escribir lo que salía desde dentro, sin ningún sentido, algo referido a la crónica social, "manifiestos reivindicativos", etc. Fue la época de las manifestaciones contra la guerra de Irak, cuando llegó mi mayoría de edad y cuando conseguí escribir el "Tristes guerras..." que leí en el instituto. Entonces estaba orgullosa de aquel texto y la verdad, aún hoy, desde la distancia, lo estoy.

Los años fueron pasando y el cuaderno está definitivamente aparcado en una estantería. Compré una libreta azul - como la de Aznar ;) - a modo de diario de viaje cuando fui a Estados Unidos y, sin darme cuenta, se fue convirtiendo en compañera de pensamientos. Fue por aquel entonces cuando me di cuenta que sólo era capaz de escribir en los momentos de tristeza, soledad, ira o rabia contra el mundo. La literatura melancólica era lo mío, y por eso fue en ese momento cuando fui consciente de que nunca sería escritora...

Hace un año que no escribo en la libreta azul. Ahora me he modernizado y he dado el salto a las nuevas tecnologías: Tengo un blog, que no es lo mismo que un bloc. No sé si me atreveré a publicar todos y cada uno de mis pensamientos, pues mis críticos más críticos se pondrían las botas, pero al menos me servirá como vía de escape de la realidad que me rodea, pues ya lo dejé plasmado hace un año cuando escribí "que si tenía la necesidad de escribir es que algo no iba bien".

No sé si va bien o no, pero estos días tengo la necesidad de escribir, así que aquí estoy, ocupando espacio en la red, contando que el otoño es triste y que la primavera la sangre altera... Sin más pretensión que la de teclear lo que pienso.

2 comentarios:

Detective Librero dijo...

Estar orgulloso de algo escrito con 17 años va en contra de todas las leyes de la Lógica.

Jorge dijo...

Si te gusta, te gusta. Y ya no es una cuestión de instinto, impulso o "necesidad": escribir es un hobby como otro cualquiera, y la creación literaria, de la calidad que sea, es creación artística en cualquier caso. Cosa que, por cierto, debería ser obligatoria en cualquier sistema de educación razonable. Enseña muchas cosas; por ejemplo, dónde están los límites de uno mismo, y por qué no es malo conocerlos y aceptarlos.

En España, en concreto, nos vendría muy bien.