Gélida, vacía, cristalina,
incrédula, maldita, ausente,
sencilla, compleja,
risueña, callada... diferente.
Solitaria por las calles de esta isla,
buscas lo real, lo idílico, lo inerte,
inyectas vida a un alma ya proscrita,
probando la humedad de los milagros,
arrastras tu delirio...
gritas.
Sollozas, suplicas.
Y sigues. Vacía.
Y sigues. Eterna.
Y sigues. Etérea.
Y eres real, y a su vez,
eres ficticia.
Y vives mientras mueres,
y mueres cuando caminas,
mientras buscas, mientras pierdes...
una noche, esta noche, tu mente...
tu vida.
Un sueño, un recuerdo, una partida,
y ruegas por otros mil más,
por luchar contra esa esquina,
por perderte, por dormir, por regresar
a los puertos más oscuros de Manila.
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