30 de octubre de 2010

Hace cien años

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.


Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruidosa cama.


Florecerán los besos
sobre las almohadas.


Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.


El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.


Miguel Hernández

***

Es curioso, pero la poesía de Miguel Hernández quizá sea la que más presente ha estado en las distintas etapas de mi corta vida. De muy pequeña, le conocí gracias a las versiones de Serrat y Paco Ibáñez, esas que cantaba durante los viajes en coche sin entender muy bien qué era aquello de los aceituneros altivos. Recuerdo también los libros que tenían mis padres, los libros que habían estado prohibidos y que me atreví a coger a una edad quizá demasiado temprana. 
Después, con la adolescencia en la que creía que podía cambiar el mundo, también siguió conmigo: su "Tristes guerras", por ejemplo, lo copié en la parte de atrás de una camiseta que hice para las manifestaciones contra la guerra de Irak y que aún sigue guardada en algún rincón de la casa de mis padres. Recuerdo enfadarme mucho cuando no lo encontraba como yo quería encontrarlo en los libros de Lengua y Literatura: sentía que las editoriales y mis profesores se negaban a enseñarnos al poeta en todo su esplendor. 
Y hoy, en lo que dicen que es la edad adulta que a mí me gusta llamar post-adolescencia, me sigue acompañando, porque a pesar de creerme una escéptica, no debo de serlo tanto cuando me gustan tanto los idealistas y los románticos que sueñan con cambiar el mundo.

3 comentarios:

Charo dijo...

me alegra haber participado en su descubrimiento aunque fuera a una edad temprana. Siempre fuiste muy precoz para la lectura ;)))
Tambien me alegra que sigamos con pensamiento romántico e idealista. Sin ellos, el mundo no sería mundo.
Salud!

Anónimo dijo...

ains, si es que tú y yo sabemos que todo cínico, en el fondo, es un sentimental ;)

Jorge dijo...

Joder, empecé a leer y ya te iba a decir que te veía mucho más fina de lo habitual :P

Muy grande Miguel Hernández, sí señor. Mucho.