10 de diciembre de 2012

Las lecciones aprendidas

Que la vida,
Con ríos de tiempo entre el espacio,
Regala fisuras y averías...
Te sorprende y se esconde,
Quizá sean esperas sin salida.
Los días, de luto y de despojo,
Son puentes que nos llevan a escondidas
A trazar pequeños esbozos
Que enciendan las lecciones aprendidas.
Apagados, tenues, oscuros, lejanos...
Asoman ya los daños,
Frutos, claro está, de desengaños.
Noches vacías y tibios días.
Pero el tiempo tenaz y muy hastiado
Resurge siempre del letargo
Para volver a empezar un nuevo estadio,
Una nueva era de nuevos días amargos
Que enseñan tanto o más que aquel pasado
Y llevan impresos más de una despedida;
Cicatrices tatuadas a destajo,
Que gritan en silencio de agonía
Recuerdos pasajeros de naufragios
Y de viejos veleros encallados.
Que la vida,
Con ríos de tiempo entre el espacio,
Deja siempre un hueco inesperado
Para iniciar un viaje más,
Más ligero,
Más bello,
Más pausado.

1 comentario:

Jorge dijo...

No podría alegrarme más de este regreso... Buen poema, y muy buen final. En cuanto al tiempo, ese enemigo al que hemos construido (porque en realidad a él le damos igual), es curioso cómo tiene que ir haciéndonos nuevas marcas para que veamos con otros ojos las cicatrices pasadas. Avanzamos a golpes.