17 de julio de 2010

Madrid

A la ida o a la vuelta de las muchas idas y venidas de un curso que no acababa nunca, Madrid fue el lugar donde siempre me refugié en busca de sonrisas: un puente de Todos los Santos con sabor a Granada, una parada en la que llorando de risa conseguí olvidarme de llorar de pena, un cumpleaños con sabor a "Typical Spanish", el ya famoso helado de limón y frambuesa e interminables horas en camas que te abrazan... Madrid siempre estuvo ahí.
Ahora, desde el final de un curso que no acababa nunca sólo puedo agradecerle a Madrid lo mucho, muchísimo que me ha dado... 



**Mención especial para Coverdale es Dios porque nuestros particulares veranos no serán lo mismo sin ella.**

1 comentario:

Coverdale es Dios dijo...

No podías haber escogido mejor el tema.
Y que te siga refugiando Madrid durante años y años... y que nos podamos seguir escapando a Alicante... y que, aunque la dura vida laboral nos los acorte, vuelvan nuestros particulares veranos y nos comamos la cabeza con la tontería más grande del mundo y nos riamos con la mayor bobada de la historia.
Y guirizos, por favor, gracias :P